2.17.2006

Juro que la vi. Yo se que está muy trillado eso de que los escritores sueñan que sus personajes le hablan,que también la vida real le ayuda a uno a inventarlos pero... hoy ella se marerializó y la pude ver. No , no tomé nada ni estoy loca, ni enamorada ni nada que me haya perturbado lo cognitivo. Yo fui a despedir a una de mis hijas a la estación de ómnibus y se apareció por el andén. tenía trenzas, morocha , ojos de asombro como platos , zapatillas guillermina, pollera ancha,cutis lustrozo y esa mirada, esa mirada... Igual a mi gumersinda. Tenía mucha paz, no se si la tenía pero trasmitia esa sensación. Yo no podía dejar de mirarla.Pensé que otros pesonajes de mi creación también podían andar sueltos por allí; entonces tuve miedo de no estar viviendo la verdadera vida

2.11.2006

la inmortalidad

La inmortalidad


Hace 40 siglos atrás relatos orales contaban la historia de un tal Gilgamesh preocupado por encontrar el secreto de la vida eterna. En algún momento el héroe vaciló pero enfrentó monstruos, caminó por túneles oscuros y cruzó peligrosas aguas para lograr su objetivo .En el periplo se encontró con un sabio, inmortal, que le dijo:
_”¡Ay joven, nunca encontrarás lo que buscas! Pues nada hay eterno en la tierra. Cuando los hombres firman un contrato, le fijan término. Lo que hoy adquieren, tendrán que dejárselo mañana a otros. Las viejas rencillas terminan por extinguirse. Los ríos crecen y se desbordan, pero al fin vuelven a bajar sus aguas. Cuando la mariposa sale de su capullo no vive sino un día. Todo tiene su tiempo y su época.”
No obstante Gilgamesh insistió y el sabio le contó el secreto de la vida eterna .Desde ya que cuando estuvo a punto de atraparlo éste se le escapó de las manos.
El final de la historia nos muestra al héroe que llora amargamente pero vuelve a su ciudad “resignado a compartir la suerte de toda la humanidad.”
Cuando una simple mortal como yo atraviesa el cumpleaños nº cincuenta y algunos más empieza a tener ciertas experiencias que la remiten a hacer reflexiones como la que Ud está leerá a continuación.
La muerte de alguno de los padres, de algunos amigos de nuestra edad, algún que otro dolorcito, alguna que otra arruga, alguna que otra discriminación : no… eso no es para tu edad, alguna que otra agresión: Uy…rajemos que viene la vieja ,un blister o dos arriba de la mesada con medicamentos que receta algún doctor, me siguen invitando a reflexionar.
En la historia del sabio y el héroe una posadera dice: “Cuando los dioses crearon al hombre le dieron la muerte por destino y ellos se quedaron con la vida. Deléitate, pues, con lo que se te concede,¡Come , bebe, y diviértete, que para eso has nacido!”
Si Gilgamesh hubiese escuchado y aceptado esta sugerencia se hubiese ahorrado muchas molestias y nosotros mortales también. No iríamos al cirujano, no acumularíamos riquezas, no perderíamos el hoy pensando en el mañana.
Por eso, cuando se mezclaron en mi conciencia todos estos pensamientos me acordé de Gilgamesh y antes de sacrificarme tanto decidí escuchar a la posadera: eso si, comer y beber con moderación.

la espera desespera

Reconozco que me va a costar tener la paciencia que hace falta para que alguien me descubra en la web pero... si no queda otra seguiré esperando. Ahora por ejemplo me planteo para quien escribo pero sigo escribiendo. Anoche escribí de un solo tirón algo que voy a subir al blog para que alguien alguna vez lo lea.Es la nostalgia del atardecer la que me invade, muere otro día ; por fortuna mañana viene otro.

2.10.2006

FINAL Y DESPUÉS

Se la ve poco. Reparte sus días entre la biblioteca y su casa. Sus noches las ocupa el insomnio, que va ajando su piel y surcándola con las líneas que trae el paso del tiempo.
Fermín y Amadeus viven en Rosario; el primero ya cursa estudios universitarios. Gracias a su mamá y a un buen audífono, asiste a sus clases regularmente, destacándose no sólo como estudiante sino como un buen compañero.
El departamento que comparte con su hermano está siempre lleno de amigos.
Amadeus estudia música, fiel a su origen. Por supuesto que eligió dentro de las cuerdas su instrumento preferido.
Fermín padre ya no trabaja más en el campo. Vive de la jubilación y de los recuerdos, en un silencio que sólo rompen las calandrias que habitan el almendro del patio de su casa.
La Gumersinda tampoco habla. Parece un papiro egipcio, una hoja reseca y arrugada en donde se escribieron muchas historias, todas ardientes, tesoneras e increíbles. Todavía conserva la firmeza en el andar y en sus convicciones. Su cuerpo se resiste a declinar y aún hace suspirar a los paisanos que la conocieron en su juventud.
Su querido profesor de geografía la espera todos los martes a tomar el té. La acompaña con el gran amor que le tuvo siempre y que impidió que el pensara alguna vez en vivir con otra mujer. Juntos, evocan felices. Las únicas horas que la Gumersinda se permite ser como fue siempre; ese es el único lugar en donde la soledad no la acecha y Elbio se convierte en la única persona que escucha su risa, los sueños,las reminiscencias y la nostalgia de esta mujer tan singular.
Ella se complace en recordar sus experiencias amorosas; cada una le dejó algo. Hasta disfruta haciendo estadísticas y observando como se repetían ciertos patrones de conducta en los hombres. Intimamente se siente una especialista en el amor.
El la escucha paciente, y aún turbado como antes. De vez en cuando la abraza y la acaricia. Evocando a través de su piel hace presente las siestas compartidas, esa geografía de montes y llanuras húmedas que tantas veces recorrió perdiéndose en un placer infinito.
Ella está en paz. Nunca abandonó el pueblo. El pueblo a su vez se benefició con su presencia; prueba de esto es la biblioteca, que se despliega cada día para todos .Además, la población masculina tuvo siempre su cuota de amor.
Hasta Fermín consiguió cierto respeto público, al haber pasado de ser un sordomudo ignorado al único hombre que compartió todas las noches la cama de la mujer más famosa del lugar. Pero como la Gumersinda seguirá derramando su energía hasta el último minuto de su existencia, las buenas ideas la despiertan.
El día anterior se había asombrado al ver un documental en la televisión acerca de los zoológicos abiertos, es decir parques en donde los animales andan sueltos y pueden ser vistos por la gente desde vehículos especiales. En ese momento pensó que eso representaría un suceso turístico y un ingreso importante de divisas para la comuna. Al dormirse esa noche, procesó la información y al despertar, un nuevo proyecto sacudiría el tranquilo existir de esa localidad provinciana.
La Gumersinda volvería a hacer de las suyas.

2.09.2006

HILARIO

La Gumersinda siempre tiene las cosas muy claras, y mucho más en materia de amores. Sabe que solo se trata de placer. Dar y recibir, nada más que eso. Jamás se interpone otra cosa.
Los cuarenta años llegaron pletóricos para ella, tanto camino recorrido sin desperdiciar ni un segundo le otorgan experiencia, apostura y habilidad . Por eso Hilario tiene mucho que perder si encara la conquista usando su poder económico. Este nuevo personaje cayó al pueblo con la intención de instalar una fábrica de chacinados. Compró unos terrenos en las afueras y en muy poco tiempo todo estuvo listo para funcionar.
En ese entonces él iba y venía con su auto último modelo, hablando por un teléfono pequeño que llevaba en un bolsillo. Mientras duró la obra se ocupó de alquilar una casa confortable justo al lado del Club Social. En una de esas idas y venidas descubrió a la bibliotecaria a través una de las ventanas que daba a la calle. Solía quedarse extasiado mirando a esa espléndida mujer, ya cuarentona, con pleno dominio del manejo de la seducción. Ella se deslizaba entre los estantes y mesas con una belleza salvaje y felina, y él la contemplaba feliz, pensando que su estadía en el lugar tendría un atractivo adicional.
La conquista fue ardua y prolongada. Ramos de flores, bombones e invitaciones llegaban a la biblioteca y sistemáticamente eran devueltos al destinatario. El único encuentro que tuvieron fue posible bajo engaño, ya que Hilario la convocó a la Gumersinda con la excusa de regalar una enciclopedia y otros libros necesarios para
los escolares. Sólo en ese momento comprendió que para ganársela debía emplear otras armas. Hasta ahora nada había resultado, ni los obsequios, ni las donaciones, ni su situación económica desahogada. Nada la deslumbraba.
Hasta que un detalle simple, obvio e intrascendente cortó el camino entre ambos: El cine. En el pueblo no hay cines, el lugar más próximo para encontrarlos es en Rosario. Resulta imposible que un habitante del pueblo no haya ido por lo menos una vez, pero parece que la dama en cuestión jamás había realizado esa experiencia. En su agenda no hubo nunca lugar para esa distracción.
Así se produjo la primera cita entre Hilario y la Gumersinda. La oscuridad hizo una parte, la película otra, y el resto lo concretaron ellos comenzando un romance que dio que hablar.
Ahora se los suele ver, cuando las sombras ennegrecen la silueta del caserío, partiendo campo adentro, porque la mujer, fiel a su naturaleza, prefiere la hierba y la luna cómplice como testigos de su ardiente existir.